En la carrera por las candidaturas hacia el 2018 en Teoloyucan, Estado de México, se apuntan al menos tres ex presidentes municipales de este municipio.

Destacan, Juan Carlos Uribe Padilla, Tito Saúl Meléndez Camarillo y Juan Salvador Montoya Moya, los dos primeros de extracción panista y el tercero del PRI.

La intención es grosera, falta al respeto de la ciudadanía, burla la inteligencia colectiva, pues con los tres no se hace uno que cumpla con las expectativas para sacar adelante la problemática existente en el municipio.

En su “reinado”, Uribe Padilla heredó el cetro del pésimo gobernante panista autoexiliado en Guanajuato, Roberto Liceaga García.

Cabe recordar que, Uribe Padilla nunca cumplió las promesas de campaña, contrario a esto, dejó un enorme rezago en el municipio para buscar puestos políticos de mayor jerarquía, utilizando el peldaño de la presidencia como trampolín para lograr por la vía de Representación Proporcional – de las que regalan $$- una diputación federal. Obvio también, se vio favorecido con el beneficio económico emanado de los puestos que ha ostentado, mismo que se le nota.

En el caso de Tito Saúl, recordamos su paso por la administración como “El Niño Bueno”, o Bueno para Nada. En su trienio de dos años no hubo avances, solo más rezagos, dejando a su paso graves problemas en la infraestructura municipal y de seguridad, prueba de ello, el asesinato de su Director de Seguridad Pública y escolta, con un largo etc que en su oportunidad estaremos publicando.

De Montoya Moya y su pésima administración hay mucho que decir, pero en esta ocasión solo mencionaremos; dejó la infraestructura de servicios públicos como el agua y mantenimiento vial, en pésimas condiciones. La seguridad pública, en su gestión, fue la que ha logrado el índice delictivo más alto en la historia de Teoloyucan, al presentarse delitos tales como; múltiples secuestros y homicidios, además de un sinnúmero de delitos de alto impacto, a quien también debemos “agradecer” el desmadre que dejó al permitir la construcción de bodegas sin ton ni son que a diario están creando un caos vial, en dichas bodegas, encontramos que, hay cero empleos bien remunerados.   

Es claro que, de la noche a la mañana, al menos los dos panistas al dejar el cargo municipal, el dinero se los notó. Algo que no se puede decir de Montoya Moya, a él -es bien sabido- el dinero es lo que le sobra, sin embargo, sus visibles traumas seguramente no lo dejan seguir su vida como vendedor de casas, focos y tornillos al buscar ser mejor que su pariente, quien en alguna ocasión también ostentó el cargo en un muy cuestionable trienio.

Pregunta para los tres; ¿no tienen vergüenza?