Por: Lic Macias.- En un estado  democrático, es menester del poder público, garantizar el cumplimiento estricto de las garantías constitucionales en beneficio de su población, con el objeto de prevenir abusos o excesos por parte de los operadores del sistema. Así como la observancia del sistema normativo jurídico obligado a prever instituciones eficientes que permitan “un adecuado equilibrio dentro del tejido social y evitar que este se desestabilice por la alta incidencia delictiva que se viven en nuestro país”.

Analizando de una forma generalizada los reprobables acontecimientos dentro de los cuales es común que se encuentren involucrados, elementos de corporaciones policiacas de los tres niveles de gobierno, es obligación del poder público del estado mexicano, crear políticas encaminadas al perfeccionamiento del sistema normativo jurídico, que realmente se comprometa a prever instituciones eficaces y eficientes que cumplan a cabalidad con sus diversas funciones, de lo contrario el estado se apreciara  cada día más ausente.

Ahora bien, si atendemos a las actuales reformas Penales y Constitucionales, generadoras de las adecuaciones encaminadas a la obligada  actualización de los operadores del sistema penal con el objeto de cumplir con el derecho penal constitucional, que no es otra cosa que mantener un orden y la paz pública que genere equilibrio social, no dejando pasar por alto que la debida organización engendra paz, esto en base a uno de los principios generales del derecho internacional que atiende a lo siguiente,  es decir; “ NADIE ESTA OBLIGADO A SOPORTAR LO INJUSTO”, de tal  forma que si esto no está  en mente de los que dirigen las instituciones del estado, estas no pueden ser eficientes, mucho menos eficaces, ocasionando con esto el colapso del  estado y derivado de esto la pérdida del monopolio de la legalidad  la cual es propia del mismo.

Así las cosas, es de suma importancia entender que ninguna sociedad puede y debe conformarse con reflexiones puramente especulativas  e ideológicas  acerca de la criminalidad, que es un flagelo que golpea día a día a la sociedad, dejando en claro y a toda luz que vivimos en un país carente de una política criminal adecuada generadora de programas y estrategias viables para abatir la criminalidad.

Resulta oportuno hacer la siguiente reflexión: aunado a la crisis que se vive en materia de seguridad pública  en nuestro país, las instituciones de seguridad pública de los tres niveles de gobierno, colaboran  haciendo  de las suyas albergando dentro de sus filas, DEFICIENTES Y NEFASTOS ELEMENTOS QUE NO SOLO CUENTAN CON ESTAS "VIRTUDES" SINO QUE ADEMÁS, NO CONOCEN EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA  “JUSTICIA”, por lo tanto no es aventurado y si seguro, aseverar que son ignorantes en su mayoría que el derecho penal no es sino un medio de control, y no un medio de venganza como la gran mayoría de estos lo visualiza, por lo tanto es de notoria observancia que los servidores que integran el poder público, no son capases de comprender lo que es un “DERECHO JUSTO, EQUITATIVO” LA EXIGENCIA DEL TEJIDO SOCIAL, ya que lo proclaman sin cesar, esto sin aun obtener respuesta alguna, puesto que nuestras autoridades se tornan complacientes en la contratación de malos servidores públicos y personas sin escrúpulos  para formar parte de las instituciones, las cuales se encuentran infestadas de servidores públicos al servicio no solo del crimen organizado, si no que han convertido la procuración, administración e impartición de justicia en un negocio familiar, fenómeno  que trae consigo la consecuencia del quebranto de la ley, y grandes índices de impunidad. Todo esto sin que aun el estado, representado por los tres poderes, se comprometan realmente a la búsqueda de las soluciones a la grave e intolerable crisis de seguridad pública por la que atraviesa el país, comprometiéndose verdaderamente a crear estrategias encaminadas al mejoramiento del sistema de justicia en México.

Cabe hacer mención que en un país donde LA JUSTICIA SE TORNA AUSENTE, ES PELIGROSO TENER LA RAZON, esto en razón de que -quizás cruel pero cierto- EL DEPREDADOR DEL HOMBRE ES EL PROPIO HOMBRE , y si estas reflexiones aún son pocas, les comparto lo que expresó ALEJANDRO LACASSAGNE: “EL DELITO SIGUE AL HOMBRE COMO LA SOMBRA AL CUERPO”  o  lo que dejo escrito  ALFREDO NICEFORO: “EL DELITO NO MUERE SE TRANSFORMA, PASANDO DE AMBIENTE EN AMBIENTE, DE CIVILIZACION  EN CIVILIZACION”.

Desafortunadamente las expresiones vertidas indican perfectamente que, delito y hombre, forman un binomio inseparable. Así podríamos continuar citando expresiones como esta que dejo escrita Elías Neuman: “ CUANDO LAS PERSONAS EMPIEZAN A PROTEGERSE COMO INDIVIDUOS Y NO COMO UNA COMUNIDAD, LA BATALLA CONTRA EL CRIMEN SE HA PERDIDO”, razón por la cual el poder público del estado  debe estar conformado por individuos que se encuentren colmados por lo menos de sentido común, con una vocación de servicio que le permita ser más benéfico al poder público del estado, personas que no pretendan únicamente ser espectadores del fenómeno delictivo, si no protagonistas como servidores públicos aplicando los programas y estrategias encaminadas a materializar el objeto del derecho Penal Constitucional.

Por desgracia en nuestro sistema abundan las personas que no entienden que sus carencias o faltantes, los que es determinante para cumplir con sus obligaciones y al no responsabilizarse en ese entendimiento, evitan dar cabal cumplimiento al objetivo principal.

En suma, es necesario entender que México –por desgracia- tiene la delincuencia que se merece, en razón de que no hemos entendido que el hombre más peligroso no es aquel que tiene el poder en todas sus manifestaciones,  sino, aquel que llega armado con la verdad.


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