(Glob@l México) Por: Leo.- La causística del movimiento magisterial y en este caso la facción más vulnerable que es la coordinadora se emparenta en lo distante con las grandes inquietudes del siglo XX, sobre todo con la explosión de los medios de comunicación, la inclusión del internet en las escuelas rurales, una gran concientización en la población infantil y por supuesto el rechazo a las nuevas políticas de reclutamiento y estancia en las aulas.

Los métodos tan diversos y versátiles, las alternancias profundas al individualizar al estudiante y ofrecerle derroteros apropiados son esquemas desconocidos para las viejas generaciones de maestros y sus parientes recomendados. Una de las cosas que la reforma educativa propone es la destrucción de estos modelos, la generación de profesores preparados para el cambio que se adapten a los nuevos paradigmas y den curso a potenciales hasta ahora sepultados en la selva de genios, de grandes inteligencias.

Estar enterado y en su caso inmerso en el movimiento tangencialmente social de la coordinadora no significa presenciar un cambio de valores en el corazón de la Paideia mexicana, los trabajadores de la enseñanza que gritan en las calles dejan de serlo para ingresar al delgado, imaginario mundo del nihilismo. Negar todo y destruir lo establecido en la simbólica ruptura de una puerta, destrozando las formas icónicas de lo que han sido, negarse para reclamar el nuevo rostro de un magisterio violento y popular que no quiere pasar el umbral del cambio estructural, no pretende mejorar pero sí dominar, presionar los cimientos del sistema para que reviente y se instale una nueva imagen, la de la violencia como medio y fin.

Esa es la nueva misión y visión del maestro sedicioso. Al fin y al cabo la reforma ya se dio, por su alfombra roja solo caminan los humildes estudiosos, aquellos que no les dolió estudiar un poco y se atrevieron a abrir el libro. Los demás han triunfado, lograron su ansiada segregación nihilista. Allí están bien, el rio busca su cauce y la justa horizontal. Quien nació para ser nihilista únase sin temor a estos movimientos, el débil puño del Estado los acoge sin preguntas. Pero no regresen a dar clases, nuestros niños más inteligentes comprenden el cambio de actitudes, no quieren ver a un profesor que molesto comienza a romper las cosas, ni a otro que es sobrino del que se fue, claro que no, permanezcan donde están, no los ocupamos, profesores sobran y tocan la puerta de la casa sola, traen consigo sistemas tradicionales y modernos de enseñanza, bienvenidos.

Pero hay que conectarse y bien. La lógica y procesos analíticos utilizados durante la época offline los hacíamos llenando cuadernos con cálculos, datos y después en un proceso de conexión bastante complejo uníamos determinado concepto con otro respetando su justa dimensión y su peso funcional en el gran esquema manejado, le llamábamos análisis.

En el binomio inseparable de la enseñanza con el aprendizaje, los mapas mentales, conceptuales y conectivos vienen a ser algo así como la imagen hecha concepto, forma y color unida con otra imagen tan pesada y fiel a su compleja abstracción, solo así entendemos la mente de los chavos, tomando una lupa y leyendo sus mensajes con la potente herramienta de los mapas conceptuales, deshilvanando sus vínculos hasta llegar en ese laberinto hasta el reflejo obtuso de un salón de clases de infantes absortos en la red de redes, de niños que aprenden sus textos a través del internet. Inmejorable. Superado solo por la ausencia corporal del postulante, que goza los beneficios del sabático en la plancha del monumento a la Revolución haciendo almohada con sus brazos, pensando que dentro de tres días se baña y que no importa la contundencia de una reforma ya aceptada, el equipo multimedia de su escuela, sus alumnos, las juntas de padres de familia o el triste tañer de las campanas de su pueblo que lo amaba y ahora lo detesta.

Los medios de comunicación televisivos se añaden al golpe mortal que demerita la cognición infantil, manejan el problema desde aristas y ángulos inaceptables para el buen sentido, vemos a “profesores” rompiendo sillas, golpeando policías y unidos en fatal comunión al crimen organizado donde no hacen exámenes.

En pocas palabras la forma de analizar y aprender se maneja a través de las redes, el mejor maestro es aquel que se moderniza, evoluciona y se adapta a las nuevas formas de la información, trabaja los mapas mentales diestramente adaptado por necesidad a la forma de aprender predominante, los cambios en la vieja época se daban por decenios, ahora en bytes por segundo, los niveles de intelecto ascendieron como espuma. Maestros nuevos para niños nuevos, los primeros se actualizan y avanzan, los chamacos sintetizan y preguntan, aprenden por inercia tecnológica.

Pero de que nos sirve un Licenciado que se sabe de memoria los ríos y llanuras de Indonesia, que conoce la formalidad del algoritmo y no sabe trabajar, para eso queremos que se actualicen, profesores, la niñez requiere que comprendan las nuevas formas de abordar una ecuación, los cinco métodos de aprender, las siete formas de abstracción, ¿en serio, son difíciles? Hoy por la mañana fui a buscar un libro en Donceles, una jovencita me atendió y aconsejó sobre las formas de aprender una materia, mostrando libros que tenía a la mano me instruyó sobre sus niveles de seriedad y profundidad, me llevé finalmente uno más barato y curiosamente lo que yo buscaba, salirse de los planteles subestimando a los chiquillos fue su error, maestros nihilistas, perdieron la vertical disciplinaria, regalaron su última lección a los alumnos: que los grandes pensadores aclararon sus dudas bajo el halo de una bujía, cuando la oscuridad ganó las aulas y sin luz en el campo, la imagen del maestro recortó las sombras, explicó las grandes dudas y juntos caminaron en la noche de la incertidumbre. Tal vez aun es tiempo de sacudirse tanto odio.

Conéctense con la realidad, conéctense al internet, pero por favor háganlo bien