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Sus razones son variadas, la pobreza, y la falta de trabajo fueron los principales estímulos que tuvieron estos delincuentes para dedicar su vida desde la niñez a delinquir. La experiencia que fueron acumulando al ser adoctrinados generalmente dentro de las penitenciarias de aquel entonces por otros delincuentes con experiencia, llevándolos a ser “expertos del hurto”.

A diferencia de los delincuentes de hoy, los de entonces seguían reglas y códigos que se respetaban en esos tiempos, tales como: No evidenciar a sus cómplices, no asesinar a nadie en su domicilio, siempre robar limpiamente y de no ser posible así, no lo hacían. Esos códigos ya no se respetan, quedaron fuera de uso, se han visto superados por la violencia descomunal de nuestros días.

El sistema perdió el control de la delincuencia, los delincuentes le han perdido el respeto al policía moderno, debido a las trabas burocráticas del nuevo sistema de justicia junto con la CNDH que les dan mas garantías al delincuente que a la victima o al policía, entro otros factores.

Un personaje de esa época, sin duda fue Efraín Alcaraz Montes de Oca apodado “El Carrizos” quien en mas de una entrevista concedida a los medios, les relato; que él al igual que otros reclusos, comenzó a dedicarse al hurto y fue perfeccionando su técnica con las enseñanzas de delincuentes con mayor experiencia quienes le fueron mostrando como realizar diversas actividades que le ayudaron posteriormente en su vida delictiva. La frialdad con la que operaba y la depurada técnica delincuencial que utilizaba, le permitió entre otros, robar la residencia del ex presidente de la republica, Luis Echeverría Álvarez que se encontraba por San Jerónimo en el año de 1972.

Alguna vez relato como el esclarecimiento de este robo ayudo al cuerpo policiaco de la época, especialmente al comandante apodado “El Drácula” quien lo aprendió y con quien “El Carrizos” estaba coludido. “El Drácula” fue inmediatamente ascendido a un grado policiaco de mayor nivel por ordenes del entonces presidente de México. Esa fue una de las ocasiones excepcionales, ya que generalmente cuando era capturado por parte de los policías con los que tenia convenio, era vuelto a soltar a cambio del pago de una mensualidad.

También relato las torturas a las que eran sometidos una vez capturados, torturas que eran permitidas por las mismas autoridades, relato el procedimiento de la momia, que consistía en vendar al delincuente en un tablón de pies a cabeza, para después sumergirlos de cabeza en tambos llenos de agua, donde algunos murieron al no soportar el castigo, hechos que generalmente quedaron sin castigo.

“El carrizos” llego a comentar de hechos durante su vida, de las amistades y las camaraderías que lo formaron, de sus pequeños gustos y aficiones, de los errores que cometió, y de las lealtades traicionadas que lo llevaron a la cárcel definitivamente, después de entrar y salir a su antojo durante muchos años de las cárceles mexicanas.